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Libros de texto, políticas educativas y mejora de los aprendizajes

El libro de texto ha generado, a través de la historia de la pedagogía, distintas controversias, principalmente relacionadas con su uso y función como representante del curriculum escolar. En ese sentido podemos reconocer dos grandes tendencias: quienes se oponen a su uso como recurso homogeneizante, portador de una mirada única de la realidad y como “un potente dispositivo de desautorización intelectual, cultural y profesional del sujeto docente”¹. Representada por autores reconocidos como Gimeno Sacristán (1988), Martínez Bonafé (2002) y Apple (1989). Y, por otro lado, encontramos a quienes lo valoran como un recurso que facilita los procesos de enseñanza y
aprendizaje, una tecnología sencilla y eficiente que puede mejorar la calidad de estos procesos.
(Rinaudo y Galvalisi, 2002; Fierro Bajardí, 1993; Mascaró Florit, 1995).

Más allá de estas posturas, la capacidad de intervenir en los procesos de enseñanza y aprendizaje ha llevado a la generalización en el uso de libros escolares con distintas modalidades: libro único, varios libros en un aula, libros de consulta o material elaborado por los docentes a partir de los libros existentes.

Una pregunta esencial en este contexto es hasta adónde el uso de los libros favorece procesos de mejora de la calidad educativa, cuestión abordada desde las políticas educativas de los últimos años y que ha orientado también la compra oficial de libros en distintos países, siendo México el de mayor experiencia, y destacándose las experiencias de Argentina, Chile y Perú.

En 2015, Axel Rivas planteaba la posibilidad del inicio de un tiempo educativo nuevo resultante (entre otras cuestiones) de la multiplicación exponencial de los materiales y fuentes para aprender y enseñar
disponibles en el sistema educativo como resultante de las políticas educativas. Al mismo tiempo se cuestionaba cómo actuaron las políticas educativas en el contexto resultante de la aplicación de las
pruebas PISA y de qué manera influyen en la mejora educativa la disposición de los contenidos educativos, representados para este artículo por los libros de texto.

Pasada casi una década, podemos reflexionar sobre cómo estos recursos se han ido consolidando en el medio educativo, al mismo tiempo que van surgiendo los materiales digitales incluyendo los
derivados del uso de la IA en educación. Y también seguir pensando ¿qué lugar ocupa en este ecosistema el libro de texto? ¿sigue vigente su uso? ¿qué aspectos hacen que siga siendo un importante promotor de la equidad de oportunidades educativas y de integración sociocultural? ¿son importantes los operativos de compra y entrega gratuita de libros en las escuelas?

Las políticas educativas que promovieron la entrega gratuita de libros de texto a los alumnos de nivel primario y secundario a partir de los años 90 (y aún antes, en países como México) permitieron la llegada de los saberes y la información a gran cantidad de niños y jóvenes, hasta en situaciones donde fue el único libro disponible en los hogares. Aunque frente a esto los docentes hayan puesto reparos sobre la selección, el enfoque didáctico predominante o la obligatoriedad del uso, es indudable que estos medios logran acercar el mundo del conocimiento a las familias. Estas políticas formaron parte
de una constelación de normativas que intentaron mejorar la educación, como la centralización/descentralización del gobierno, la jornada extendida, los operativos de evaluación, las políticas con uso intensivo de nuevas tecnologías, por mencionar algunas, que han sido ampliamente analizadas por los especialistas y que, en algunos casos, siguen vigentes.

Es necesario considerar también que los libros no llegaron solos a las escuelas, se vieron complementados con guías didácticas para los docentes, secuencias de aprendizaje, instancias de formación docente, aplicaciones y contenidos digitales. Construyendo, de esta manera, un ecosistema más amplio. Pero ¿cómo afectó esto al uso del libro de texto en el aula? ¿significa que dejó de tener importancia frente a los otros recursos? ¿cómo se manifiestan en la realidad estos recursos?

Siguiendo el texto mencionado, Rivas (2015) sostiene que los libros de texto y otros materiales educativos cumplen una función estratégica en los caminos de mejora de los sistemas educativos, derivado del análisis de las políticas educativas en Latinoamérica en el período 2000-2015.

“Estas grandes transformaciones y oportunidades indican que la educación jugará un rol determinante en el futuro de las sociedades latinoamericanas, pero su futuro estará condicionado por el tipo de
economías que se planifique… Sin economías basadas en el conocimiento, productivas, diversificadas abiertas a un intercambio inteligente, planificado y articulado entre los países, todos los esfuerzos de la educación serán limitados y frustrantes.”²

El futuro de la educación podría entonces contemplar entre sus políticas la colaboración en la construcción de estos ecosistemas de contenidos que acercarían el conocimiento en distintos formatos
y complejidades con el libro de texto como un elemento fundamental. Recordemos que ya en 1992 Gannicot y Throsby mencionaban la entrega de libros como “la más segura de las inversiones”.

En este contexto, las funciones tradicionales del libro de texto se ven resignificadas, ya sea como herramienta de inclusión educativa que ayuda en la práctica cotidiana y también a través de los contenidos, textos y paratextos que expresan una idea de sujeto y de sociedad. Como en la mediación de los procesos de enseñanza y aprendizaje, desde el momento que es un dispositivo privilegiado facilitando la selección y traducción de los contenidos de enseñanza. “Todos sus elementos constitutivos tales como la estructura de capítulos, subcapítulos y temas, el discurso temático, el vocabulario, las explicaciones, las ilustraciones, los ejercicios para el alumno, así como las ayudas para el profesor, entre otros, se complementan mutuamente para apoyar el aprendizaje del alumno y facilitar la labor de enseñanza del docente”³ (Velázquez, 2015). Es importante valorar desde la
organización lógica, coherente y progresiva, pasando por la pertinencia de la información, lo estético de su diseño como la variedad y abundancia de actividades propuestas para acompañar los aprendizajes. Cuestiones que determinan su importancia para la labor pedagógica sin dejar de reconocer que cada libro es la construcción de un autor o grupo de autores que transponen los contenidos desde una determinada ideología y que su potencial depende principalmente de dos factores: de su utilización de manera inteligente y creativa, y del hecho que el docente comprenda a cabalidad que este no lo reemplaza en su quehacer educativo.

En el panorama actual, pos-pandemia, los libros de texto siguen teniendo un papel relevante, especialmente si están suficientemente adaptados a la realidad escolar, al análisis de los resultados de
las evaluaciones y a las características de los aprendizajes de los alumnos. El apoyo del libro de texto y otros materiales didácticos, junto con la capacitación de los docentes para su uso pueden sumar positivamente a la recuperación de los aprendizajes escolares.

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¹Apple, M. (1989). Maestros y textos. Paidós. Barcelona.

²Rivas, A. (2015). América latina después de Pisa: Lecciones aprendidas de la educación en siete países (2000-2015). Buenos Aires: CIPPEC-Natura- Instituto Natura.

³Velásquez Aponte, D. (Compiladora). (2015). El texto escolar: investigaciones sobre sus perspectivas y uso en
la ciudad de Bogotá. Bogotá: Universidad de La Salle.

Nilda Palacios

Licenciada en Ciencias de la Educación. Máster en Edición. Máster en Métodos de investigación aplicados a la educación.

REFERENCIAS:

Caputi, D. C. (2014). El libro de texto: una mirada más. Sociales y Virtuales, 1 (1). Recuperado de http://socialesyvirtuales.web.unq.edu.ar/articulos-de-los-estudiantes/el-libro-de-texto/

Fantasía, Y. (2014). ¿Contribuye el libro de texto a la desprofesionalización del docente?. Revista De
La Escuela De Ciencias De La Educación, (2). https://doi.org/10.35305/rece.v0i2.141

Rivas, A. (2015). América Latina después de PISA: Lecciones aprendidas de la educación en siete
países (2000-2015). Buenos Aires: CIPPEC-Natura- Instituto Natura.

Velásquez Aponte, D. (Compiladora). (2015). El texto escolar: investigaciones sobre sus perspectivas y
uso en la ciudad de Bogotá. Bogotá. Universidad de La Salle.

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